lunes, 31 de octubre de 2016

SESIÓN 2


LECCIÓN:

-Un poema: "Imagina un caballo" de José Manuel Díez.
-Cultura y literatura: un breve repaso a la historia de la Literatura Española a través de las artes (pintura, música).
-Un clásico: Lazarillo de Tormes.
-Dudas frecuentes de Lengua. 


EL POEMA DEL DÍA

"Imagina un caballo" de José Manuel Díez

Imagina un caballo.
Imagina un caballo desbocado en la noche.
Pero no en los lugares ni contextos comunes, sino sobre el asfalto de las céntricas calles de una ciudad cualquiera,con luces de neón y gente que camina,una ciudad de tantas donde jamás ocurre nada extraño,nada tan asombroso ni tan inexplicable como nuestro caballo imaginario.

Imagina un caballo.
Imagina un caballo desbocado en la noche.
Y la gente se aparta y argumenta y discrepa,y señala al caballo como a un ser de otro mundo.
Pero el caballo solo es un caballo.
Es blanco.
Corre y bufa.
Y no lleva montura ni riendas, solo crines y músculos y ojos.
Y relincha.
Y sus cascos avanzan resonando en lo muerto del cemento de esta ciudad que nunca vio un caballo corriendo por sus calles,tan libre, tan sin hombre, tan desnudo.

Imagina un caballo.
Imagina las formas de un caballo que escapa,nadie sabe de dónde ni hacia dónde.
Quisieran detenerlo en su carrera y alcanzar a montarlo,sucumbir un instante para siempre a su fuga solitaria y heroica.
Pero nadie se atreve.
Hay que ser, para hacerlo, solitario y heroico.

Imagina un caballo desbocado en la noche.
Un caballo que corre como corre el deseo.
Y piensa en la ciudad al día siguiente, consternada y eufórica,recordando la escena del caballo.

Así es un buen poema:
Belleza desbocada donde nadie la espera.

(Poema inédito. Badajoz 2014)

jueves, 13 de octubre de 2016

SESIÓN 1

LECCIÓN:

- Programación del curso.
- Introducción a la lectura obligatoria: Cinco horas con Mario (1966) de Miguel Delibes.
-Dos noticias lingüístico-literarias: "Las juezas" de la R.A.E y el premio Nobel de Literatura a Bob Dylan.
- Los poemas del día: "If" de Rudyard Kipling y "La edad dorada" de Felipe Benítez Reyes.
- Un clásico: El Cantar de Mio Cid (realidad y ficción)
- Dudas frecuentes de Lengua (emails, whatsapp).



EL POEMA DEL DÍA



"If" de Rudyard Kipling

Si...
Si puedes mantener la cabeza en su sitio cuando todos a tu alrededor
la han perdido y te culpan a ti.
Si puedes seguir creyendo en ti mismo cuando todos dudan de ti,
pero también aceptas que tengan dudas.
Si puedes esperar y no cansarte de la espera;
o si, siendo engañado, no respondes con engaños,
o si, siendo odiado, no incurres en el odio.
Y aun así no te las das de bueno ni de sabio.

Si puedes soñar sin que los sueños te dominen;
Si puedes pensar y no hacer de tus pensamientos tu único objetivo;
Si puedes encontrarte con el triunfo y la derrota,
y tratar a esos dos impostores de la misma manera.
Si puedes soportar oír la verdad que has dicho,
tergiversada por villanos para engañar a los necios.
O ver cómo se destruye todo aquello por lo que has dado la vida,
y remangarte para reconstruirlo con herramientas desgastadas.

Si puedes apilar todas tus ganancias
y arriesgarlas a una sola jugada;
y perder, y empezar de nuevo desde el principio
y nunca decir ni una palabra sobre tu pérdida.
Si puedes forzar tu corazón, y tus nervios y tendones,
a cumplir con tus objetivos mucho después de que estén agotados,
y así resistir cuando ya no te queda nada
salvo la Voluntad, que les dice: "¡Resistid!".

Si puedes hablar a las masas y conservar tu virtud.
o caminar junto a reyes, sin menospreciar por ello a la gente común.
Si ni amigos ni enemigos pueden herirte.
Si todos pueden contar contigo, pero ninguno demasiado.
Si puedes llenar el implacable minuto,
con sesenta segundos de diligente labor
Tuya es la Tierra y todo lo que hay en ella,
y —lo que es más—: ¡serás un Hombre, hijo mío!


SEGUNDO POEMA DEL DÍA

“LA EDAD DORADA” DE FELIPE BENÍTEZ REYES

Lo que el tiempo se lleve
que sea tanto
como aquello que el tiempo nos dio,
regalo inmerecido,
dejando la memoria en la inocencia
de la vida cumplida, porque nada
hiere más y más hondo que el recuerdo:
mientras dure una noche en la memoria,
esa noche es la Noche
y esa intensa memoria la Memoria.

Llévese el tiempo todo
lo que quiera llevarse,
porque todo fue suyo desde siempre.

Que desvanezca el tiempo
el oro delincuente del amor
y la imagen hermética de aquello
que llamabas pasado
—y era apenas
ayer: la f
ugitiva
edad de no tener
edad para el pasado.

Edad de Baudelaire y de muchachas
que adquirían nociones de la vida
en las últimas filas de los cines
y en esos viejos cines de posguerra
convertidos
en locales de baile que cerraban
cuando el cielo quería amanecer.
Amaneceres de domingo,
volviendo a casa con
un vaso aún en la mano
y con tabaco extraño en el bolsillo,
a esa hora en que abrían los cafés
y las damas de caridad montaban mesas
con carteles de niños moribundos.

Y era la muerta luz que amanecía
la metáfora helada y la exacta ilusión de estar quemando
las naves de la eterna juventud.

Pero en su coche fúnebre
el tiempo iba admitiendo pasajeros.

Y las naves quemadas son ceniza,
y muy poco de eterna
tuvo la juventud.

Así que arrastre todo, que se lleve
en su vértigo el tiempo la memoria,
dejando
un vacío perfecto en el pasado.

Porque todo recuerdo
se acaba corrompiendo en el presente.
Y este presente ya
de poco va a servirnos.

De poco va a servirnos
el saber que hubo un tiempo en que la vida
valía su peso en oro.

Porque la vida pone
su casa en el pasado.

Y esta casa sombría no parece la nuestra.





"Confesiones" de Luis García Montero

Yo te estaba esperando.
Más allá del invierno, en el cincuenta y ocho,
de la letra sin pulso y el verano
de mi primera carta,
por los pasillos lentos y el examen,
a través de los libros, de las tardes de fútbol,
de la flor que no quiso convertirse en almohada,
más allá del muchacho obligado a la luna,
por debajo de todo lo que amé,
yo te estaba esperando.
Yo te estoy esperando.
Por detrás de las noches y las calles,
de las hojas pisadas
y de las obras públicas
y de los comentarios de la gente,
por encima de todo lo que soy,
de algunos restaurantes a los que ya no vamos,
con más prisa que el tiempo que me huye,
más cerca de la luz y de la tierra,
yo te estoy esperando.
Y seguiré esperando.
Como los amarillos del otoño,
todavía palabra de amor ante el silencio,
cuando la piel se apague,
cuando el amor se abrace con la muerte
y se pongan mas serias nuestras fotografías,
sobre el acantilado del recuerdo,
después que mi memoria se convierta en arena,
por detrás de la última mentira,
yo seguiré esperando.